Este relato está basado en mis recuerdos del viaje que realicé a Israel en julio de 2024, una oportunidad que surgió gracias a la empresa israelí para la que trabajo actualmente. La experiencia consistió en una semana completa: cinco días con la empresa y tres días adicionales por mi cuenta.
Primer día: Iniciaba la aventura hacia otro continente
Todo comenzó un viernes alrededor de las 4 de la tarde, me fui para el aeropuerto, llegué, pasé la migración y me encontraba en la sala de abordaje esperando el avión, con la aerolínea de Iberia.

Cuando llegó el momento de abordar fue interesante porque en el túnel de abordaje hacia el avión había varios oficiales y perros policías esperándonos para realizar una inspección de antinarcóticos. Esto me pareció curioso; me sentía como en un documental de Discovery Channel de “Alerta aeropuerto”. Pero bueno, todo salió bien con las personas que habían allí.
Finalmente iniciamos nuestro vuelo hacia España, para realizar una escala corta en el Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas, ya que no hay un vuelo directo a Israel desde Colombia.

En cuanto a la experiencia del vuelo con Iberia, puedo decir que fue muy buena, en un avión gigante de tres filas y de tres asientos cada una. El avión tenía sillas bastante cómodas, y era notablemente moderno.

El vuelo estuvo muy agradable, con una duración aproximada de 10 horas. Durante el trayecto nos dieron una comida completa junto con una exquisita cerveza española, y bueno, por primera vez probaba las judías españolas, algo similar a las habichuelas. Más tarde nos brindaron una merienda/snacks.

Se me pasó el tiempo muy rápido, y cuando menos lo pensé ya nos encontrábamos en Madrid, a pesar de que no pude dormir durante el vuelo.
Por cierto, este fue el vuelo más largo de mi vida hasta ese momento, ya que el anteriormente más largo que había tomado era de unas 3 horas y media, para ir con mi esposa a un viaje en México, Cancún, para el cual también creamos un artículo con «15 consejos al viajar a Cancún«. Te recomiendo darle un vistazo al finalizar con este set de artículos de Israel.
Segundo día: De camino a Israel
Una vez llegué al aeropuerto de Madrid, alrededor de las 10:00 am hora local (en Colombia eran las 3am), nos bajamos del avión y empecé a caminar por este gran aeropuerto para tomar mi siguiente vuelo hacia Tel Aviv, Israel.
Durante mi caminata por este aeropuerto, me sorprendió lo grande que es y su atmósfera de talla mundial en la cual se cruzan muchas fronteras y culturas del mundo, y todos los carteles estaban en español, inglés, hebreo, árabe, chino y creo que también en greco o alemán, o algún otro idioma que no recuerdo; el hecho es que realmente me hacía sentir como en otro mundo, como que estaba en una en una conexión internacional importante donde llegan personas de muchos países.

Algo que también me pareció curioso es que había bastante personal afrodescendiente, y pues tenía mucho sentido ya que África está bastante cerca de España.
Y bueno, en la época que fui, durante Julio, al aterrizar, el terreno de Madrid se veía muy marrón y seco; parecía un poco desértico y se notaba el aire de la zona con mucho polvo, ya que cuando trataba de ver a lo lejos al horizonte solo se notaba un tono blancuzco.
Un rato después, iba llegando a la puerta de abordaje para ir a Israel y me encontré con tres camaradas de la empresa, de los cuales dos venían de México y uno de Valencia, España, pero de orígen Ucraniano.
Este vuelo tenía una duración de 4 horas y media. Y a pesar de que solo era la mitad del tiempo respecto al vuelo anterior, ya me sentía bastante cansado, no había dormido, y a pesar de que iba emocionado de ir a otro continente por primera vez, por unos momentos mi mente me jugó una mala pasada; momentos en los que sentía algo de desesperación, cansancio corporal, y mi mente quería de alguna manera darse por vencida. Sin embargo, al rato ya me sentía motivado nuevamente y feliz de acercarnos a nuestro destino, ya que trataba de creer, entender y decirle a mi mente que iba para otro continente, lo cual era un sueño inmenso para cumplir personalmente.
Además, ya que este vuelo era relativamente corto para el estándar Europeo, no nos dieron ninguna merienda durante el trayecto, y bueno, ya iba con mucha hambre, así que tuve que ordenar algo del menú; un rico perrito caliente con otra cerveza española, lo cual costó alrededor de unos 15 dólares americanos.

Algo que también era nuevo e interesante para mí, es que estoy acostumbrado a los vuelos en latinoamérica, en los cuales por supuesto la mayoría de personas son latinas y unos cuantos extranjeros, pero en este vuelo de Madrid a Tel Aviv, la mayoría eran Israelitas y algunos Europeos; definitivamente me encontraba en otro mundo, y yo era el extranjero allí con mis compañeros.
Y bueno, cuando íbamos llegando a Israel, al Aeropuerto Ben Gurión en Tel Aviv, fue muy interesante ya que durante el viaje iba observando el GPS para ver adonde nos encontrábamos, y en cuanto estábamos aproximándonos a tierra firme, de un momento a otro el avión se desapareció del mapa y se movió para otro lugar hacia el norte, muchos kilómetros hacia arriba. Más adelante me explicaron que esto lo hacían a propósito para reducir el riesgo y confundir a cualquier posible persona que quisiera realizar un atentado contra el avión, debido al conflicto actual en el país.
Por otro lado, al acercarnos cada vez más a la costa de Tel Aviv y a medida que el avión iba aterrizando, me emocionaba ver el color del agua cristalino y en calma, los hoteles que la rodeaban, y la cantidad inmensa de edificios que se veían a lo lejos por toda la ciudad.
Otro dato curioso es que en el vuelo iba junto a un señor Israelita, y él me contaba que trabajaba en una empresa, en la cual tenían como cliente a una empresa energética de Colombia, probablemente la más importante del país. Esto me ayudó a dimensionar un poco mejor la potencia que es Israel empresarialmente para el mundo.
Finalmente aterrizamos alrededor de las 4:30pm, y ya estando en este punto me sentía en otro mundo, al ver todos los carteles e indicaciones del aeropuerto en el idioma Hebreo, Árabe e Inglés.

íbamos entusiasmados con mis compañeros de trabajo, llegamos a la parte de migración y fue interesante porque a los dos mexicanos y al ucraniano los dejaron entrar tranquilamente al país, pero cuando fue mi turno y vieron que mi pasaporte era colombiano, me dijeron que tenía que esperar y llamaron a alguien más, algún tipo de supervisor, para que me hiciera las preguntas típicas de migración. Esto me hizo notar un poco la discriminación que hay actualmente hacia Colombia o algunos países latinoamericanos. Pero bueno, afortunadamente todo salió bien y simplemente me hicieron unas preguntas durante uno o dos minutos, y eso fue todo, estaba en Israel oficialmente.
Una vez los cuatro pasamos la migración, hicimos una pequeña celebración ya que ahora sí podíamos decir que estábamos en Israel.

Después, salimos del aeropuerto y de inmediato se empezó a sentir un calor intenso, pero en cuestión de minutos nos recogió un taxi que la empresa contrató para llevarnos al hotel, el cual se encuentra en Ramat Gan, considerada otra ciudad hacia el este de Tel Aviv.
Una vez empezamos el viaje en el taxi hacia el hotel, me la pasé todo el tiempo observando y admirando cada detalle de la ciudad, como los grandes edificios con diseños modernos, carteles y señalizaciones en Hebreo, los autos, las personas; absolutamente todo llamaba mi atención.

Algo que también noté, es que durante mi viaje al país, estaban en un conflicto con Gaza, pero durante los días que estuve allí todo permaneció muy tranquilo, y seguro no me hubiera dado cuenta de que algo sucedía si no fuera porque en todas partes, edificios y calles, había muchos carteles e imágenes relacionadas a las personas que estaban secuestradas, en los cuales pedían que los liberaran y ponerle fin al conflicto.

Transcurridos unos 30 minutos, llegamos al hotel y nos esperaban otros compañeros de la empresa, los cuales también viajaron de otros países, la mayoría de Europa; nos esperaban con unas buenas Coronitas, para compartir y pasarla bien un rato.
Algo interesante durante esta época del año es que anochecía alrededor de las 8:30 pm, lo cual era nuevo para mí ya que llevaba toda la vida viendo al sol ocultarse alrededor de las 6 de la tarde.
Un rato después fuimos a dejar nuestras maletas a las habitaciones y salimos para buscar algo de cenar. Sin embargo, resulta que ese día la mayoría de lugares estaban cerrados por el Sabath, el cual es el día de descanso judío, que comienza al atardecer del viernes y termina al anochecer del sábado. Durante este tiempo, muchas actividades cesan, incluyendo el transporte público y la mayoría de los negocios, especialmente en áreas religiosas. Es un día dedicado al descanso, la familia y la espiritualidad.

Sin embargo, a pesar de que la mayoría estuviera cerrado, durante esta caminata nocturna también se apreciaba la belleza de la zona, edificios y áreas públicas gracias a la iluminación en las calles.

Finalmente nos salvó un Domino’s Pizza y comimos allí. Estando en el restaurante fue interesante observar el menú, ya que viene en Hebreo y este se lee de derecha a izquierda, pero también está en inglés y eso nos fue de mucha ayuda.

Algo que también empecé a notar era que los precios se incrementan bastante en comparación a los de Colombia, por lo menos unas 4 o 5 veces más, en general; por ejemplo, el hecho de tomarse una cerveza allí cuesta mínimo unos $8 dólares cada una, en comparación a Colombia que se pueden encontrar a 1 o 2 dólares en un bar sencillo.
Lo siguiente no tiene nada que ver con lo anterior, simplemente es para mostrar el logo de Coca Cola en Hebreo:

Otro dato interesante es que Israel tiene una economía muy fuerte y es bastante rico, de hecho tienen un salario mínimo de $3.500 USD aproximadamente, por lo cual tienen mucho sentido los precios de allí. Esto me parece bastante relevante ya que si planeas viajar a este país, debes ir con una muy buena suma de dinero así solo sean una o dos semanas.
Ahora, un pequeño paréntesis sobre esta historia, es mencionar que durante todos los días del viaje, me acostaba muy tarde, alrededor de la 1 o 2 de la mañana, y a las 6:30 am ya estaba despierto. Esto para aprovechar el tiempo al máximo, ya que me encontraba al otro lado del mundo, por unos cuantos días; tenía que aprovechar esta oportunidad, sin importar el cansancio y jet lag que experimenté casi a diario.
El día llegó a su fin, y nos fuimos a descansar para estar preparados para lo que venía.
Tercer día: Inicia la aventura por Tel Aviv
El domingo nos levantamos con mucha emoción, fuimos a desayunar en el restaurante del hotel, y de ahí nos fuimos a conocer la sede principal de la empresa en persona; esto fue muy emotivo porque llevaba varios años trabajando virtualmente y solo hablábamos por videollamada con los colegas de trabajo.

Entonces, llegamos a la empresa, entramos como niños felices al lugar, y empezamos a saludar con la mano a las personas que allí se encontraban. Mientras tanto, también íbamos caminando por todo el lugar, conociendo sus oficinas, áreas de trabajo, con una vista fantástica a la ciudad, ya que se encontraba a lo más alto de un edificio, y admirando también los divertidos Legos que se encontraban por doquier.

Esto fue maravilloso, y nos la pasamos todo el día tratando de creer que realmente estábamos allí. Y bueno, el objetivo principal de este viaje era de trabajo, y algo de diversión fuera de las horas de oficina.
En la siguiente imágen está escrito mi nombre completo en Serbio, escrito por un compañero de trabajo:

Este día estuvimos principalmente en reuniones a lo largo del día, y después de esto, nos invitaron a una cena en un bonito restaurante, en el cual podíamos ordenar toda la comida y bebida que quisiéramos. La pasamos muy bien y nos divertimos mucho con los colegas de trabajo, jefes y algunos directores del departamento.

Al final, algunos colegas nos quedamos festejando después de la cena, fuimos a un bar que se encontraba al frente del hotel, compartimos y nos pasamos un poco de copas, hasta las tres de la mañana aproximadamente. No me arrepiento de nada, la pasamos muy bien y valió la pena el trasnocho.

Cuarto día: Realizando una excursión en Jerusalem
Para este día, decidí crear un artículo separado para relatarlo con todos los detalles, pero aquí te dejo un breve resumen:
“En nuestra visita a Jerusalén, recorrimos lugares icónicos como la Torre del Rey David y su tumba, el Muro de los Lamentos y la Iglesia del Santo Sepulcro. Descubrimos el contraste entre la modernidad de Tel Aviv y la espiritualidad de esta ciudad sagrada, donde cada calle y cada piedra cuentan una historia milenaria.
Además, desde la cima de la Torre del Rey David, disfrutamos de una vista panorámica de la ciudad, y caminamos por antiguos pasajes donde, según la historia, Jesús también transitó. La energía y devoción en sitios como el Muro de los Lamentos y la Iglesia del Santo Sepulcro hicieron de este recorrido una experiencia inolvidable.”

Para conocer la historia completa con todos los detalles de esta aventura, te invito a leer el relato completo aquí, en el artículo de “Lugares para conocer en Jerusalén, Israel 2024”.
Quinto Día: Oficina, juntas y algo de diversión
El martes nos despertamos nuevamente como a las 6 de la mañana, fuimos a desayunar, y por cierto, hago otro paréntesis aquí; algo curioso que me pareció de Israel con la comida, es que allá comen muchos vegetales asados, frutas, quesos, salsas y poca carne, más que todo huevos, atún, pescado semi crudo, y humus por doquier, y por supuesto, el delicioso Pan Pita, el cual se puede rellenar prácticamente con cualquier cosa, y sabe muy rico.

Este día fuimos nuevamente a la empresa, el cual fue un día de oficina normal, de 9am a 5pm, participando en reuniones y aportando ideas para algunos proyectos.
Me gustó mucho que todas las mañanas en las oficinas tenían una mesa llena de snacks como quesos, jamones, embutidos, vegetales y algunas salsas.

Algo que me pareció súper interesante de la empresa —y que creo que tiene mucho que ver con la cultura empresarial de Israel— es que se nota que son muy generosos y les gusta compartir. En la oficina había una cocina llena de todo: gaseosas, helados, cereales, cerveza, café, panes, postres… ¡de todo! Y lo mejor es que uno podía servirse lo que quisiera, a cualquier hora del día.

La verdad, eso me encantó. Me hizo apreciar mucho más la experiencia de trabajar con una empresa israelí y tener la oportunidad de conocer más de cerca su forma de hacer las cosas.

Después de participar en algunas actividades de la empresa, nos invitaron a almorzar sushi. Ya en la tarde, cuando terminamos la jornada, uno de los directores se ofreció a llevarnos a conocer el sur de Tel Aviv, específicamente un lugar llamado Jaffa.

Para llegar, caminamos un poco por la zona de Ramat Gan, tomamos un bus y también pasamos cerca del tren. Cuando finalmente llegamos a Jaffa, el ambiente cambió por completo. Mientras Tel Aviv es súper moderna y llena de vida, Jaffa tiene una vibra completamente distinta: edificios antiguos de piedra en tonos beige, calles angostas, arquitectura con historia… se sentía como caminar dentro de una película antigua.

Además, es una zona muy turística. Hay mercados de souvenirs por todos lados, con cosas históricas, religiosas y artesanales que llaman mucho la atención.
Caminamos por ahí hasta que cayó la noche, y el director nos invitó a un sitio llamado Jaffa Knafe, donde probamos unos postres que wow, quedaron grabados en mi memoria. El primero se llama kanafe: un dulce hecho con leche de cabra, una masa frita y helado encima… una combinación extraña pero buenísima. El segundo, malabi, es más suave: un flan blanco con una salsa de cereza por encima. Ambos estaban deliciosos.
Malabi: Es un postre cremoso tipo flan hecho con leche, espesado con almidón, servido frío con una dulce salsa de rosas o frutos rojos por encima y decorado con maní o pistachos.

Knafe: Es un postre tradicional del Medio Oriente hecho con hilos de masa kataifi crujiente, relleno de queso dulce de cabra o crema, bañado en almíbar perfumado con agua de rosas o azahar y espolvoreado con pistachos. Y en este caso, también con helado de vainilla en la parte de arriba.

Sin duda, Jaffa fue uno de esos lugares que sorprenden por el contraste con lo moderno de Tel Aviv. Un paseo lleno de historia, sabores nuevos y paisajes que valen la pena.

Seguimos explorando la zona y caminamos por todo el sector del puerto marítimo del sur de Jaffa, que tenía un ambiente súper agradable, con brisa marina y vistas geniales. Después de pasear un rato, cenamos algo rico, nos tomamos unas cervezas y, como la noche anterior, terminamos en el bar que queda justo al frente del hotel.

Nos quedamos ahí conversando hasta tarde, disfrutando el ambiente relajado… y luego, directo a descansar para recargar energías.
Sexto Día: Día de oficina, cultura callejera y contrastes en la playa
El miércoles también tuvimos un día completo de oficina, de 9 a 5. Al salir, unos compañeros y yo nos fuimos a caminar por la ciudad y volvimos a Jaffa. Esta vez estábamos con hambre, así que salimos a buscar un restaurante que fuera económico… pero sorpresa: en Israel, o al menos en Tel Aviv, todo es bastante caro. Un plato sencillo y pequeño puede costar fácilmente unos $20 dólares, y una bebida unos $5. Así que comimos algo ligero y seguimos caminando.

Ese día también fuimos por el Bulevar Rothschild, una avenida súper agradable. Todo el mundo andaba en su onda, haciendo ejercicio, trabajando, charlando… Se sentía un ambiente tranquilo, muy educado y seguro. La verdad, es una cultura que me gustó mucho, y tengo que admitir que es un lugar en el que me imaginaría viviendo. Me conecté bastante con su estilo de vida.
En la siguiente foto aparece el Teatro Habima de Tel Aviv:

Después de caminar un rato, llegamos a la playa justo a tiempo para ver el atardecer. Eran casi 8:30 de la noche y el sol apenas se estaba ocultando, lo cual me pareció curioso, porque en Colombia ya a las 6 de la tarde empieza a oscurecer. Fue bonito ver ese cambio.

En la playa, el ambiente me sorprendió aún más. Todo el mundo estaba haciendo ejercicio, jugando vóley, montando bici o patineta en un skatepark que había por ahí. Se sentía todo muy sano, muy tranquilo. Nada de música a todo volumen, ni gente tomando. De hecho, éramos los únicos con una cerveza en la mano. Muy diferente a las playas en Colombia, donde lo normal es ver a la gente tomando, con música alta y en modo fiesta.

Y bueno, un dato curioso del viaje que no puedo dejar de mencionar es que, aunque el país estaba en medio de un conflicto, en el ambiente del día a día no se notaba tanto. Todo parecía normal… hasta que veías los carteles y murales en las calles, con mensajes de paz o imágenes de soldados, personas desaparecidas o secuestradas. Algunos incluían peluches o figuras representando a estas personas. Ver eso fue bastante fuerte y conmovedor. Si no fuera por esas señales visuales, uno fácilmente podría olvidar que había una guerra en curso.

Séptimo Día: Tecnología, contrastes y curiosidades
Algo que me llamó bastante la atención de Tel Aviv es lo moderno y tecnológico que es todo. Por ejemplo, algo tan simple como montarse al bus: uno puede pagar directamente con tarjeta, sin necesidad de mostrar nada. De hecho, podrías subirte y bajarte sin pagar, y nadie te diría nada. Pero la cultura allá es tan educada y respetuosa que todo el mundo simplemente paga sin que nadie lo esté vigilando. Eso me pareció muy curioso, porque en Colombia no tenemos ese nivel de confianza ni esa tecnología. Allá casi siempre hay que pagar en efectivo, y los conductores o asistentes están muy atentos a que todos paguen.

Ya en la tarde del jueves, que fue el último día del evento con la empresa, nos fuimos por nuestra cuenta a un hotel porque decidimos quedarnos hasta el domingo para aprovechar más el viaje. Nos mudamos de Ramat Gan a un hostel que encontramos en la zona norte de Tel Aviv, justo en el puerto. The Spot Hostel, era el más económico que conseguimos en toda la ciudad, y aun así, una cápsula pequeña costaba $50 USD la noche. Aunque suene caro comparado con precios de Latinoamérica, para Tel Aviv era bastante accesible.

El lugar estaba muy bien hecho, todo construido con containers de camiones, con aire acondicionado por todo lado. Aunque era un hostal, parecía más bien un hotel: muy cómodo, bonito y moderno.

Algo que me pareció curioso también es que en absolutamente todos los lugares había aire acondicionado: en taxis, supermercados, tiendas, bares, hasta en los locales más pequeños. Es como si allá fuera algo completamente normal y necesario, mientras que en Latinoamérica el aire acondicionado todavía se considera un lujo en muchos casos.
Y otra cosa que me impactó fue ver gente armada en la calle. Era muy normal ver personas caminando tranquilamente con armas como si nada. Vi a varios con su M16, como si llevaran un bolso. Recuerdo especialmente un momento en Jerusalén, donde un señor iba por la calle con su arma colgando en la espalda, súper tranquilo.

También, en el hostal donde nos quedamos, íbamos a una tienda cercana a comprar cerveza y había una persona dentro con su M16, como si fuera lo más común del mundo. Sin embargo, le pregunté al encargado de la tienda si eso era normal, y me explicó que no era algo del día a día, pero que por el conflicto actual y la sensación de inseguridad, muchas personas preferían andar armadas, “por si acaso”.

Octavo Día: Caminatas, Puerto, y Cata de Cervezas
El viernes por la mañana salimos a caminar por el Puerto de Tel Aviv, que es una zona muy bonita. No es exactamente una playa para nadar porque está el muro del puerto, pero si caminas unas cuadras hacia el sur ya puedes meterte al mar sin problema.

Ese día desayunamos en McDonald’s, y resulta que comer ahí era mucho más barato que ir a un restaurante normal. Eso me pareció curioso, porque en Colombia suele ser al revés: comer en franquicias como McDonald’s es más caro. Pero allá era la opción económica.

Como ese día comenzaba el Shabat (que va de viernes a sábado), hicimos una caminata por el puerto al lado del mar, pasamos por un centro comercial, curioseamos tiendas, y nos encontramos con varias cosas interesantes. Ya en la tarde nos vimos con una persona de la empresa y fuimos a comer con ella. Después de la comida, nos llevó a probar un postre de Austria y Alemania que se llama Strudel, el cual estaba buenísimo.

Ese día también me dediqué a probar diferentes cervezas locales, porque quería conocer los sabores de allá. Una en particular me llamó mucho la atención: era una cerveza alemana, de color medio blancuzco, que sabía muy parecido a lo que en Colombia conocemos como masato. Pero era simplemente una cerveza normal, solo que con ese saborcito particular. Bastante curiosa.

Ya para cerrar el día, caminamos de regreso al hotel, nos tomamos un par de cervezas más y nos fuimos a dormir tranquilos.
Noveno Día: Arte, historia, callejones antiguos y un baño inolvidable en el Mediterráneo
El sábado nos levantamos temprano, nos organizamos y fuimos a un restaurante en el cual ofrecían un desayuno muy completo y delicioso.

De ahí nos dirigimos a visitar el Museo de Arte de Tel Aviv.

Esta resultó ser una experiencia bastante interesante. Estuvimos varias horas recorriéndolo, ya que había muchísimo por ver. Totalmente recomendado para quienes disfrutan del arte y la historia. A mí me llamó especialmente la atención porque ya estoy acostumbrado a visitar museos en Latinoamérica, así que fue muy curioso notar cómo el enfoque del arte en Israel era distinto: las obras tenían un estilo más judío, con influencias evidentes de la cultura hebrea. Eso le dio un aire diferente a toda la experiencia.

Después del museo, decidimos caminar nuevamente hacia el Antiguo Jaffa para explorarlo con más calma, ya que las veces anteriores solo habíamos ido de noche. Esta vez fuimos de día, con un sol bastante fuerte, pero el paseo valió totalmente la pena.

También pasamos por el puerto de Jaffa, el cual es uno de los puertos más antiguos del mundo, con más de 4.000 años de historia. Ubicado en la ciudad de Jaffa, que hoy forma parte de Tel Aviv, Israel, este lugar ha sido testigo del paso de diversas civilizaciones, desde egipcios y fenicios hasta romanos y otomanos. En la actualidad, el puerto ha sido restaurado y convertido en un encantador destino turístico donde se combinan la historia, el arte y la cultura.
Allí encontrarás un pintoresco paseo marítimo, galerías de arte, restaurantes con vista al mar, mercados de artesanías y una atmósfera bohemia única. Además, ofrece impresionantes vistas del mar Mediterráneo y del skyline de Tel Aviv. Es un lugar ideal para caminar al atardecer, disfrutar de la brisa marina y sumergirse en el alma antigua de esta vibrante región.

Las calles eran angostas, con escaleras de piedra y construcciones en tonos amarillentos y beige, lo que daba una sensación de antigüedad muy auténtica.

Curiosamente, ese día no había casi turistas, posiblemente por el Shabbat y también por el contexto del conflicto que se vivía en ese momento. Para nosotros fue una ventaja, porque pudimos recorrer todo con tranquilidad, sin multitudes.

En nuestro recorrido llegamos a una pequeña colina con jardines muy verdes, árboles y bastante naturaleza, a pesar de que era temporada seca. Desde allí vimos cosas muy curiosas, como un pequeño templo que decía “Templo de Aladdín” cuando íbamos de regreso al centro de Jaffa.

Muy cerca de esa zona hay un lugar que recomiendo bastante: Tel Aviv Picture, un punto perfecto para tomarse fotos estilo Instagram, con una vista espectacular de la ciudad y el mar de fondo. Ideal para llevarse un recuerdo visual increíble.

En el camino de regreso hacia el hostal, pasamos por más zonas interesantes, especialmente cerca de Jaffa, donde parece haber una comunidad musulmana grande. Encontramos un templo musulmán que se veía bastante imponente. Dos de mis compañeros pudieron entrar porque estaban vestidos con jeans y gorra, pero a otro compañero y a mí no nos dejaron entrar por llevar pantaloneta. Aun así, ellos nos contaron que adentro estaban en plena ceremonia musulmana y que se sentía una energía muy fuerte. Salieron realmente impresionados.

Seguimos caminando por la ciudad, pasamos por parques, por el mercado de Tel Aviv (aunque ese día estaba cerrado), y nos dimos cuenta de que ese lugar probablemente es donde la gente hace sus compras de víveres más económicas del día a día.

Ya sabiendo que era nuestra última noche en Israel, decidimos celebrarlo un poco. Compramos unas cervezas, entre ellas una bastante fuerte con 10% de alcohol, y nos relajamos en el hostal. Pero había algo que no podíamos dejar pendiente: ¡ir al mar!

A pesar de haber estado al lado del mar toda la semana, nunca tuvimo tiempo para meternos. Así que esa noche, alrededor de las 7:30pm, fuimos con un compañero a nadar al Mediterráneo. Nos quedamos ahí por casi dos horas. El agua estaba caliente, la noche totalmente despejada, y fue una experiencia inolvidable. Algo que sí o sí había que hacer antes de regresar.
Ah, y otro dato curioso que no quiero dejar por fuera: en Israel la bandera está por todas partes. En las casas, negocios, edificios, calles… literalmente en todo lado. Se nota que son muy patrióticos y orgullosos de su país. Ese detalle me gustó bastante.

Décimo Día: Despedida de Tel Aviv, recuerdos y nostalgia
Y llegó el domingo, el día en que nos despedíamos de Israel, de Tel Aviv. Se sentía una pequeña nostalgia en el aire, porque a pesar de lo breve del viaje, todo lo que viví allí fue tan intenso que ya me costaba imaginarme regresar. Decidimos ir con mis compañeros a desayunar, y aquí les dejo la imagen del lugar en el que lo hicimos. Fue un sitio bastante curioso y agradable, un cierre perfecto para nuestra experiencia en la ciudad.

Tenían una buena selección para el desayuno, y como lo mencioné anteriormente, en todos los restaurantes hay un menú principalmente con verduras.

Después del desayuno, nos dirigimos al hostal y, con uno de mis compañeros, nos fuimos a la playa a guardar un poco de arena del mar Mediterráneo. Quería traerme ese pequeño trozo de la experiencia en un frasquito de vidrio, un recuerdo que atesoraría para siempre de este viaje. Como esos pequeños detalles que marcan la diferencia, algo que uno guarda con cariño.

Un momento antes de irnos del hostal, le pedí a la recepcionista que escribiera mi nombre “Cristian” en hebreo, otro pequeño recuerdo que quería tener antes de irme. Fue un gesto simbólico que hizo que la despedida fuera aún más especial.

A eso de la 1 de la tarde, tomamos un taxi hacia el aeropuerto. El regreso ya estaba cerca y me sentía con nostalgia, pero también con una sensación de satisfacción por todo lo vivido. Durante el viaje al aeropuerto, aproveché para tomar algunas fotos más, sabiendo que esas serían las últimas imágenes de Tel Aviv en mi cámara, por esta vez, porque definitivamente pienso regresar.

A las 4:05 de la tarde, estaba a bordo del vuelo de regreso hacia Madrid, cerrando el ciclo de este viaje increíble.
Al reflexionar sobre todo lo que viví, me doy cuenta de lo mucho que me gustó visitar Israel. Es un país fascinante, con tanta historia, cultura y diversidad. La gente, el idioma, la escritura… todo es tan impactante. Eso sí, hay que ir preparado con un buen presupuesto, porque Israel es un país bastante caro.

Este viaje realmente me dio una probadita de lo que es este hermoso país. Solo pude visitar Tel Aviv, Jaffa y Jerusalén, pero sé que hay mucho más por explorar. Lugares como Belén, el jardín de Haifa, y muchos otros destinos impresionantes. Incluso, cerca de Israel, está Jordania, donde se encuentra Petra, la cual es una antigua ciudad nabatea en Jordania, esculpida en acantilados de arenisca. Es un sitio arqueológico Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO y una de las siete maravillas del mundo moderno.
Dejo unas cuantas fotos extra de algunas cosas interesantes, que simplemente quiero compartir contigo:
- Periódico en Hebreo:

- Carros policiales en Tel aviv:

- Edificio bonito y curioso en Jaffa:

- Tienda de Harry Potter, observando a Dobby en persona:

- Zona cerca al puerto de Tel Aviv, junto a The Spot Hostel, en el cual pasamos dos noches:

- Una estructura curiosa en Jaffa, en el Parque Abrasha, el cual tiene vistas del mar Mediterráneo y la ciudad:

- Una fuente interesante en Jaffa, la cual tiene esculturas que representan a los signos del zodiaco:

- El Restaurante Aladín, el cual queda cerca a Jaffa:

- Vista hermosa al mar Mediterráneo cerca de Jaffa:

- Migración en el aeropuerto Ben Gurion, el cual muestra imágenes de personas secuestradas debido a la guerra con Gaza:

- Pantalla con anuncio de vuelos internacionales. Me llamó muchísimo la atención ya que es totalmente diferente a los nombres de los vuelos que veo normalmente en Latinoamérica:

- Memoria a los fundadores de Tel Aviv:

Sin duda, para una próxima ocasión, planeo regresar con mi esposa para descubrir mucho más. Israel definitivamente vale la pena, y es un destino impactante para cualquier viajero.
Undécimo Día: Regreso a Colombia y Escala en Madrid, España
De aquí, volé hacia Madrid, España, y al llegar allí tuve una escala de 12 horas, por lo que tuve la oportunidad de salir del Aeropuerto y caminar por la ciudad algunas horas. Esta fue una aventura corta pero llena de recuerdos; lo aproveché al máximo.

Para ver la historia completa, puedes hacer click para ver el artículo de ‘Mi experiencia en Madrid en una escala de 12 horas’
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Espero te haya gustado este set de artículos, el cual me tomó bastante tiempo escribir y preparar; nos veremos pronto en un próximo viaje… Por ahora, si quieres ver más aventuras en otros países, te recomiendo seguir por nuestro artículo en el cual hablamos de nuestra visita a Cancún y Chichén Itzá, por la Riviera Maya.
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